Desde su estreno, la serie “La Serpiente”, que se encuentra disponible en Netflix, no deja de sumar televidentes, por lo que se mantiene firme entre los primeros puestos de lo más visto de la plataforma, incluso, superando ficciones mucho más promocionadas.
Pero, el plus que tiene “La Serpiente” es que está basada en una historia real que conmovió al mundo. Y si bien se suele contar la historia de Charles Sobhraj y Marie Andree Leclerc, poco se habla de Herman Knippenberg, el diplomático holandés que logró que el asesino fuera detenido y de quien fuera su esposa en ese momento, Angela.
Herman llegó a Tailandia en los inicios de los años 70, junto a Angela, como tercer secretario de la embajada. Pero todo comenzó en 1976, cuando descubrió que dos turistas holandeses llevaban meses sin contactar a su familia. Allí debió luchar contra la indiferencia de la policía local y de su propia embajada, ya que gran parte de la investigación la hizo a escondidas y con la ayuda crucial e incondicional de su esposa.
Y es que según declaraciones de Angela a “Mirror”, ella no está para nada conforme con el papel de esposa obediente que le adjudicaron en la serie. “Herman y yo fuimos realmente compañeros en todo esto. Un matrimonio es una buena historia. Y es real. Pero no es lo que han escrito”.
“Nunca fui la obediente esposa de un diplomático. Me hubiese gustado que ciertas cosas fueran diferentes y se los he dicho antes del estreno, pero es lo que es. Pueden tomarse ciertas libertades y no puedo hacer nada al respecto”. Y es que en “La Serpiente” limitan, muchas veces, el papel de Angela al de una simple conductora que lo lleva de un lado a otro, porque él no maneja e, incluso, se la presenta como presionándolo para que deje todo. Pero, según afirma ella misma, esto dista mucho de lo que realmente pasó, ella piensa que “fue una pieza clave que la serie ignoró”.