En medio de la crisis de la tv, Susana entendió todo

Se sabe que la tv abierta está pasando por uno de sus peores momentos en materia de audiencia. La migración a las plataformas de streaming, sumado a las pocas propuestas que hay, provocaron que sea cada vez menos la gente que se sienta frente al televisor para disfrutar de un determinado programa.

El encendido televisivo en 2017 volvió a bajar: fue de 23,1 puntos de rating promedio. Si tenemos en cuenta que en 2016 el encendido marcó un total de 26,1 puntos, la televisión abierta perdió en tan sólo un año más del 10 por ciento de audiencia.

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En este contexto, nos encontramos con una programación plagada de paneles, formato barato que se repite en cadena nacional, pocas ficciones argentinas y varias novelas turcas que se convirtieron en éxito durante el 2018.

En la tele de hoy nadie es dueño de la pelota, el rating se rema minuto a minuto y son pocos los que pueden respirar tranquilos. La gente está diciendo que no quiere más de lo mismo, y le da la espalda a formatos gastados o propuestas repetidas.

Quizás sea por eso que el público le diga tan masivamente que sí a los especiales de Susana. A esta altura de su vida, la diva de los teléfonos podría estar en su casa viendo la tele cómoda en cualquiera de sus sillones. Sin embargo, decidió darle pelea a los magros números de audiencia con programas que salen de lo común.

Y ahí está la clave, primero con Luisana Lopilato (16.4), con quien paseó, cocinó y hasta se emocionó. Le siguió Wanda Nara (12.6) y toda su excentricidad, provocó un verdadero revuelo en Fuerte Apache de la mano de Carlos Tevez (15.2) y ahora capitalizó el encuentro con su amiga Verónica Castro con picos de 16 puntos.

Susana se muestra distinta, informal, se tira de parapente, anda en jet ski y hasta se anima a desafinar cantando. El verdadero atractivo de los especiales es verla a ella en otro contexto, con otro clima y con cero glamour. Seguramente su productor, Federico Levrino, mucho tiene que ver en la idea de sacar a la conductora de la comodidad de los estudios, esquema que hasta el día de hoy les rinde.

Una Susana auténtica que sabe que al público ya no se lo conforma sólo con un llamado telefónico. Quizás por eso ya estén trabajando en la búsqueda de tres formatos diferentes para el año que viene.

Se carga a sí misma, es capaz de probar solo un centímetro de un pancho para no romper la dieta, o confesar en un jacuzzi que en la vida perdonó todo o sacarse miles de selfie con medio Fuerte Apache. Claramente, Susana entendió todo.

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